Un abismo hasta el éxodo


Un abismo hasta el éxodo
Desde que cayó la primera bomba hemos estado encerrados en el refugio con los vecinos, los mayores contaban historias que eran mentira, una utopía tras otra, pensando, que nos lo creíamos.
Y que más daba, si los pequeños, sabíamos que el éxodo iba a llegar, no como Susi decía: “hay un abismo hasta el éxodo, no os preocupéis”, yo me preguntaba que como no me iba a preocupar, si cada vez las vibraciones y los apagones eran más frecuentes y la comida más escasa.
Solo tenía 9 años, y hace 2 meses mi única preocupación era no salirme de las líneas mientras pintaba, ahora mis pinturas y mis cuadernos se reducen a cenizas.
Ha llegado el día, nos vamos, el éxodo ha llegado, caminamos hacia el único árbol que sobrevive en lo alto, allí sacudimos las manos a lo alto para que desde arriba alguien nos vea, pasaban aviones y helicópteros, parecía que alguien nos iba a rescatar, pero, lo único que se veía en el cielo era la bomba que acabaría con nosotros y el ultimo árbol que sobrevivía.
Mamá se agachó, me abrazó y me mostró todo su amor mientras estallábamos en pedazos.


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